Biografía
Olimpia Coral Melo (Huauchinango, Puebla; 1995) es una activista mexicana reconocida como una de las 100 personas más influyentes del mundo en 2021 por la revista Tim que impulsó la creación de una ley contra el acoso digital en México que lleva su nombre, la Ley Olimpia. Después de sufrir «porno-venganza» por parte de una ex-pareja que divulgó un vídeo sexual de ella sin su consentimiento, inició una lucha de siete años para crear y promover una ley que penalizara estas prácticas.
En su juventud, su pareja afectiva divulgó un vídeo privado con contenido sexual que rápidamente se viralizó en México. Este episodio tuvo repercusiones emocionales en Olimpia, quien cayó en depresión con intentos de suicidio como ha referido en entrevistas. A partir de esto, formó en Puebla la organización Mujeres contra la violencia de género y después se mudó a la Ciudad de México para fundar junto con otras mujeres el Frente Nacional para la Sororidad, para prevenir la violencia virtual y acompañar a mujeres que la hubieran vivido.
En marzo de 2014, cuando tenía 19 años, presentó una iniciativa de ley en el Congreso de Puebla.Tras su insistencia, logró que se reconociera la violencia digital y se sancionara hasta con seis años de prisión a quienes comparten materiales íntimos sin consentimiento en 2018. Hoy, al menos 28 estados de la República Mexicana reconocen esto como un delito.El 22 de enero de 2020, la Ciudad de México se sumó a estas entidades al publicarla en su Gaceta Oficial.
En 2019, cuando la ley había sido aprobada solamente en 11 estados de México, narró su historia a BBC Mundo, en la que subrayó: La gente no tiene idea de lo que causa ese tipo de violencia. Limitan tu libertad, tu intimidad, tu movilidad, tu vida. Y tú lo aceptas porque crees que eres culpable. Por eso acceder a la justicia es casi imposible. Cada "like" a esas publicaciones es una agresión, cada "me gusta" es un golpe. Cada vez que alguien comparte contenido íntimo de una persona que no lo permitió es como una violación.
En 2020 el municipio de Huauchinango, Puebla, le otorgó un reconocimiento para declararla huauchinanguense distinguida.
RELATO
Cuando tenía 18 años grabé un vídeo sexual con un novio con el que llevaba seis años. Se veía mi cuerpo desnudo pero no se identificaba a mi novio y empezó a pasarse por WhatsApp. La gente hablaba de mí. Y mi novio me dejó sola.
Un periódico local se vendió como pan caliente con una portada en la que decían que yo, una chica que tenía futuro, "estaba quemada en las redes sociales". Lucraron con mi cuerpo.
Cada día me llegaban a mis redes sociales solicitudes de hombres que me pedían sexo. Me empezaron a llamar "la gordibuena de Huauchinango". Y después, cuando el escándalo se hizo más grande, "la gordibuena de Puebla".
Me encerré en mi casa durante ocho meses. Quise suicidarme en tres ocasiones.
Mi madre no usaba Internet, pero un domingo en el que estaba reunida toda mi familia en la casa, mi hermano, de 14 años, llegó de la calle y aventó su teléfono en medio de todos. "Ese vídeo de mi hermana sí existe y sí es Olimpia", dijo.
Mi mamá se puso a llorar. Fue el día más triste de mi vida. Yo me abalancé a los pies de mi mamá y le pedí perdón de rodillas a ella y a toda mi familia. Me sentía culpable. Les dije que quería morirme, que me ayudaran a morirme. Pero mi mamá, una mujer de una comunidad indígena que no había terminado ni la educación secundaria, que no sabe ni escribir, me sorprendió.
Me levantó la cabeza y me dijo viéndome a los ojos: "Todas cogemos. Tu prima coge, tu hermana coge y yo también. La diferencia es que a ti te ven coger. Eso no te hace una mala persona o una delincuente".
Cada "like" a esas publicaciones es una agresión, cada "me gusta" es un golpe. Cada vez que alguien comparte contenido íntimo de una persona que no lo permitió es como una violación. A mí no me penetraron, pero me estaban violando, porque utilizaban mi cuerpo. Digitalizado, sí, pero mi cuerpo al fin.
Cuando me decidí a denunciar el oficial encargado de atenderme me pidió ver el vídeo. Y empezó a reírse. "No estabas ni borracha, ni drogada, ni te violaron. De acuerdo al código penal no hay delito", me dijo.
Cuando entré al Palacio Municipal de Puebla todo mundo comenzó a cuchichear. Era marzo del 2014. Yo apenas tenía 19 años. Les dije que yo era Olimpia "la gordibuena de Huauchinango", que era mi vídeo sexual y que había más víctimas de este tipo de violencia.
Demostré con capturas de pantalla que algunos que estaban allí habían compartido y dado "like" a mi vídeo en redes sociales. "Ustedes son los delincuentes, no yo", les dije. Pero el camino todavía era largo. Un diputado dijo que no podía apoyar mi ley porque sería "avalar la putería".
Fue hasta 2018 que se aprobó la reforma de delitos contra la intimidad sexual en el código penal. Así que después de años de intentos, la ley se aprobó en Puebla, que era mi meta. Pero después se fue aprobando en otros estados de México. Hoy, los distintos puntos de la reforma han sido aprobados ya en 11 estados. No es solo una reforma, sino una causa. Queremos que se sensibilice, se prevenga y se erradique esta violencia.
Queremos estar seguras en Internet. Que quede claro que lo virtual es real.
La reforma se empezó a conocer como "ley Olimpia" cuando una periodista lo puso así en una nota. Primero yo me reí, pero luego me di cuenta que para mí, lejos del reconocimiento, es una cuestión de de-construcción.
Ya no soy "la gordibuena". Ahora mi nombre se asocia a una ley que pena los abusos en Internet.
¡Gracias Olimpia!
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